La llegada de Alejandro Eder a la Alcaldía de Cali marcó un punto de inflexión en el proceso de restauración
Con un compromiso férreo por recuperar el esplendor de la ciudad, el alcalde impulsó un ambicioso proyecto para devolverle a los caleños su monumento.
Gracias a la activación de una póliza de seguro y al esfuerzo conjunto de diversas entidades, se logró reunir los recursos necesarios para llevar a cabo la restauración. La Unidad Administrativa Especial de Gestión de Bienes y Servicios, la Secretaría de Cultura, la Cámara de Comercio y la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos trabajaron incansablemente para devolverle la vida a esta obra de arte.
Un trabajo de reconstrucción minucioso
El proceso de restauración fue complejo y demandante. Los expertos enfrentaron diversos desafíos, como la necesidad de reforzar los cimientos, reparar las piezas dañadas y actualizar los sistemas de iluminación. Cada detalle fue cuidadosamente analizado y ejecutado con el objetivo de garantizar la durabilidad y seguridad del monumento.
La artista plástica Rosana Lombana, hija del escultor original, jugó un papel fundamental en la restauración de las piezas más dañadas. Gracias a su conocimiento y experiencia, logró devolverles su belleza original.
Un símbolo renovado
Después de meses de trabajo arduo, el Monumento a la Solidaridad volvió a brillar con luz propia. Más fuerte y resistente que nunca, esta obra de arte se erige nuevamente como un símbolo de la resiliencia y el espíritu indomable de los caleños.
La restauración del monumento fue mucho más que una simple reparación. Fue un acto de fe en el futuro, una muestra de que incluso en los momentos más difíciles, es posible reconstruir y renacer. El Monumento a la Solidaridad es ahora más que nunca un símbolo de unidad y esperanza para la ciudad de Cali.
Un legado para las futuras generaciones
La restauración del Monumento a la Solidaridad es un legado que perdurará en el tiempo. Esta obra de arte, que ha sido testigo de la historia de Cali, continuará inspirando a las futuras generaciones. Es un recordatorio de que los desafíos pueden superarse y que la unión hace la fuerza.
Con la restauración de este emblemático monumento, Cali ha demostrado una vez más su capacidad para reinventarse y salir adelante. El Monumento a la Solidaridad es ahora más que nunca un símbolo de la ciudad, un faro de esperanza que guía a los caleños hacia un futuro más brillante.