La Primera evaluación es la actual Gerente de la Licorera Maribel Perafán
Por: Armando Melendez Periodista bien dateado
Por años, la gestión de la Industria de Licores del Cauca ha estado bajo escrutinio, pero el reciente presunto robo de 600 cajas de aguardiente coloca en evidencia una contradicción que no podemos ignorar.
Mientras las administraciones pasadas y está insisten en la necesidad de trasladar la planta de envasado argumentando insuficiencia de espacio y seguridad, este episodio expone una debilidad preocupante: si no son capaces de garantizar la protección de sus productos en su ubicación actual, ¿cómo justificar el traslado como solución?
El robo no solo es un golpe económico, sino un llamado de atención sobre los fallos estructurales en la gestión de la seguridad. Los responsables aseguran que un cambio de ubicación mejoraría las condiciones de almacenamiento y protección, pero ¿cómo creerles si no han sido capaces de custodiar lo que ya tienen? Este episodio revela algo más grave: las medidas actuales, lejos de proteger, han fallado, y los recursos destinados a vigilancia parecen ser muy débiles.
La lógica detrás de la propuesta del traslado se desmorona.
¿De qué sirve un nuevo espacio si no se abordan los problemas fundamentales? Los expertos en seguridad consultados para esta columna coinciden en que la ubicación no es el problema; el problema es la falta de un sistema robusto de protección y administración. Un cambio de lugar sin mejoras en la gestión no sería más que un traslado del riesgo, no su eliminación.
Además, este caso subraya un punto clave: el espacio de almacenamiento, que tanto se cacarea como insuficiente, ha sido utilizado como excusa para justificar decisiones cuestionables. Ahora, esa misma narrativa se convierte en su mayor debilidad. Si el producto está expuesto a hurtos en el lugar actual, ¿qué garantías hay de que no ocurrirá lo mismo en un nuevo sitio?
La administración actual parece estar más enfocada en argumentos cosméticos que en soluciones reales. En lugar de proponer un traslado que suena a parche, deben rendir cuentas claras sobre los protocolos de seguridad, las inversiones en infraestructura y las acciones preventivas que han tomado (o no). El problema no es la ubicación, sino la incapacidad de administrar lo que ya tiene.
Este presunto robo es un síntoma, no el problema de fondo. Lo que se necesita no es mover la industria, sino transformar la manera en que opera. Sin esta reflexión, cualquier decisión será simplemente un cambio.
La caída del mito: mercado, seguridad y confianza en la Licorera del Cauca
Dejar una contestacion