La institucionalidad no se arrodilla: El Partido de la U respalda a la gobernadora del Valle

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La democracia se construye con diferencias, no con imposiciones. La crítica fortalece, no debilita, siempre que se haga con argumentos y no con amenazas veladas. En días recientes, el presidente Gustavo Petro lanzó una inquietante advertencia al sugerir que el Valle del Cauca podría quedarse sin gobernadora. La respuesta no tardó: el Partido de la U —con coherencia y contundencia— cerró filas en respaldo a su líder y actual gobernadora, Dilian Francisca Toro.

Desde su creación, el Partido de la U ha defendido la autonomía regional, la institucionalidad y el respeto entre poderes. Por eso, frente a los señalamientos presidenciales, el pronunciamiento de la colectividad fue claro: rechazo total al uso del poder presidencial para insinuar represalias políticas contra una mandataria elegida popularmente por el pueblo vallecaucano.

La gobernadora Toro no necesita que nadie hable por ella —porque lo ha hecho con claridad, altura y firmeza—, pero en política los silencios también hablan. Y esta vez, el Partido de la U no se quedó callado, demostrando que sus principios no se negocian frente a presiones del Ejecutivo.

¿Desde cuándo disentir del presidente es un pecado? ¿Desde cuándo exigir el cumplimiento de las obras prometidas es sinónimo de oposición? Las preguntas que planteó Dilian Francisca en su pronunciamiento son legítimas y merecen una respuesta institucional, no una andanada de insinuaciones desde Twitter.

La ciudadanía debe saber que cuando un presidente apunta sus baterías contra una gobernadora por ejercer su labor, no solo está atacando a una persona, sino a toda una región y a su democracia local. El Valle del Cauca merece ser gobernado con dignidad, con respaldo y con obras, no con retaliaciones.

Hoy más que nunca, el país necesita partidos políticos que defiendan a sus líderes con argumentos y sin miedo. En este caso, el Partido de la U ha estado a la altura del momento histórico. Porque Colombia no puede avanzar si desde el poder se siembra el miedo.

La institucionalidad no se arrodilla, señor presidente. Y el Valle no está solo.

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